jueves, 19 de febrero de 2015

¿Cuánto valoras tu vida?...

Esta pregunta me la he hecho yo durante un par de semanas.

Uno de los últimos días de enero tuve una de las peores crisis que he sorteado en los últimos meses. 
Estando ahí tirada en el piso de la cocina, sin fuerza, sintiendo como mis piernas y brazos no respondían a las ordenes de mi cerebro, desvalida, sola, solo un pensamiento cruzó por mi mente: "los amores de mi vida".

Al sentir el frío de mi cuerpo cruzó por mi mente la inminente visita de la parca.
Ese pensamiento no me atemorizó, creo que por unos segundos me resigné a recibirla.

Minutos después llegó mi Bamboo de trabajar y con presurosa angustia me tomó en sus brazos, nunca había sentido tan fuerte a mi pequeña, ni yo me había sentido tan frágil a su lado. El primer susto de la noche había pasado.

Después de hablar con el medico, y creyendo que todo estaba bien, quizá un par de horas después nos sentamos a cenar.
Reímos, platicamos, la abrace, le dije cuanto la amaba, le dí las gracias por su ayuda, hicimos sátiras y negras bromas sobre lo sucedido y, finalmente, nos consolamos mutuamente por la gran ausencia de nuestras vidas, mi esposo.

Al terminar de cenar la situación empeoro mas de lo que hubiera deseado o imaginado.
Solo recuerdo que todo se volvió negro y confuso, me desplome.
Después de varios minutos de convulsiones, logré escuchar algo, los gritos de mi Bamboo pidiéndome sin cesar "mami, por favor, quédate conmigo, no me dejes"...
Fue entonces cuando me aterrorice.

No podía abrir los ojos, mi cuerpo estaba completamente flácido y sin fuerza, tenía mucho frío y una terrible necesidad de dormir, solo dormir, pero algo dentro de mi me impulsaba a hablar, y solo estas palabras estaban en mi mente "te amo pequeña, te amo, eres mi tesoro, te amo" e inmediatamente después se articulo otra frase en mi cerebro "dile a tu papá que lo amo muchisimo y que no he dejado de esperarlo",  sentí un terrible miedo de no volver a verlos y después no supe más.

Llegué inconsciente al hospital, o cuando menos eso es lo que dice mi hoja de ingreso.

Sé que me trasladaron en el auto del suegro de mi Bamboo y que fue él quien me llevó en brazos hasta la sala de urgencia, pero no vi su rostro, su voz me llega entre sueños diciendo "ayúdenos señora, mueva su mano, trate de despertar".
Sé que cuando llegamos al hospital mi amado esposo ausente ya estaba ahí, pero no pude verlo hasta que me dieron de alta.
Sé que mi Bamboo se salió de la casa en pijama y sandalias de baño, sin ningún abrigo, muerta de miedo y deshaciéndose en llanto, y lo sé porque la vi y pudimos hablarlo después.
Sé que me tuvieron que regresar a la realidad con estímulos dolorosos porque me dolía el pecho, y también sé que me pusieron mas de un litro de suero con todo un cóctel de medicamentos integrado porque en mi mano izquierda aún está la huella.

Desde ese día y hasta hoy me llega un pensamiento recurrente, no tengo miedo a morir, lo que me da pavor es la idea de no volver a ver a mi Bamboo y a mi esposo, el no poderles decir una vez más que son todo mi universo, mi amor y mi vida.

Siempre creí que le daba el justo valor a mi vida, pero creo que nadie lo hace en realidad.

He tenido una gran vida, amigos sinceros, una familia que me ama y se preocupa por mi, una hija amorosa y fuerte, y un esposo que compartió veintidós años a mi lado.
He amado hasta el limite del entendimiento, con intensidad, sin condiciones, infinitamente.
He reído a carcajadas, bailado hasta morir de cansancio, comido y bebido con deleite.
He llorado sin vergüenza ni tapujos, hasta desplomarme de dolor.
He hablado con la verdad, sinceramente, con lealtad y de frente.
He sido fiel y constante, tanto en el amor como en mis convicciones.
He cometido errores y he aprendido de ellos.
He pedido perdón con verdadero arrepentimiento.
He caído muchas veces y he dejado que la depresión me haga su presa.
He sido libre, intensa, apasionada.
Y he dicho sin orgullo ni soberbia "Te amo, te extraño y te necesito".

Pero ¿sabes una cosa?...  Nunca es suficiente.
Aprovecha cada minuto de tu vida para hacer sentir tu amor, no te canses de repetir "Te amo", aún y cuando a la otra persona no le importe o sea indiferente, si lo sientes hazlo saber con humildad, quizá mañana sea tarde.
No te guardes nada, vive, disfruta, ríe, llora, ama, come, baila, brinca, canta... 
Tienes una vida maravillosa y es solo una, haz que valga la pena.




Hasta pronto. Besos.

martes, 6 de enero de 2015

Día de Reyes 2015.

En un día como hoy, hace 22 años, empezó mi mágica y maravillosa travesía por el mundo de los Reyes Magos.

Mi Bamboo solo tenía un año. Ya entonces caminaba completamente sola y hablaba como periquito.
Recuerdo, como si hubiera sido ayer, su primera carta llena de rayones y titolos (círculos) en mil colores de crayola.
Recuerdo su zapatito rosa a los pies del árbol y sus ojitos llenos de sueño asegurando que ya había visto pasar un camello, un elefante o un caballo volador por la ventana.

Mi mente se regocija en el recuerdo de sus interminables preguntas: ¿Quienes eran los Reyes Magos? ¿De dónde venían? ¿Porqué fueron con el niño Jesús?...
Y más importante aún: ¿Vendrían a casa? ¿Si se comía el huevo le traerían regalos?...

Esta madrugada la que no podía dormir era yo. 
Pasaban por mi cabeza tantos malabares para esconder los juguetes, las peregrinaciones interminables por las tiendas para conseguir ese juguete anhelado, el esfuerzo y el ahorro durante meses para que no nos apretara el bolsillo, las noches en vela esperando que estuviera dormida para colocar todos los regalos de la manera mas atractiva, y cuando finalmente podíamos ir a la cama, llegaba una pirinola corriendo y anunciando a viva voz ¡¡¡Ya llegaron los Reyes, ya llegaron!!!, y a salir de la cama de nuevo para jugar con ella desde las cuatro o cinco de la madrugada.

Las tardes del día de Reyes eran una verdadera epopeya. Visitábamos a mi mami y mis sobrinas para partir la tradicional rosca, pero íbamos cargando con todo lo que los Reyes habían traído para que Bamboo lo enseñara y jugara con sus primas. 
Y el regreso... ¡Oh por Dios, el regreso!... A todo lo llevado se agregaba lo que los Reyes habían dejado en casa de la Abue, ¡si, claro! ahí también había regalos, y todo porque ella había escrito otra carta a los Reyes pidiendo que "disculparan a sus nietecitas por no portarse tan bien, pero que eran buenas niñas"... 

Hoy me despertó una frase diferente. "Ya me voy a trabajar mami".
Como a volado el tiempo. Aveces siento que mi pequeña Bamboo creció muy rápido.

Esta mañana estaba en el nacimiento una zapatilla, la de mi niña que aún tiene el corazón lleno de dulces ilusiones. Nuevamente recibió una carta de los Reyes y sus regalos.

Pero sabes... lo más bello es que ahora dentro de su zapato también había una carta para mi. En ella había las palabras más hermosas que una hija puede decir a su madre, me llenaba de ternura y porras, me decía lo orgullosa que está de mi y lo mucho que me ama...
Se me desbordaron los ojos de lagrimas...
¿Qué te puedo decir?... Hoy recibí uno de los más maravillosos regalos que los Reyes Magos me han podido traer a lo largo de mi vida.



El primer zapatito de Bamboo y el del día de hoy.


¡¡¡MUY FELIZ DÍA DE REYES PARA TI TAMBIÉN!!!

Besos y hasta pronto.