martes, 6 de noviembre de 2012

Cerramos otro ciclo.

Hola, ¿cómo has estado?...

Yo estaba checando unos mails y sacando unas impresiones cuando caí en cuenta de que no me he aparecido por aquí desde hace más de cinco meses.

¿Puedes creerlo?...
La verdad es que ni siquiera me había percatado de que ya hubiera pasado tanto tiempo.
No sé a ciencia cierta si son las ocupaciones, el ocio o la distracción, pero la realidad es que las horas, los días y, en general, el tiempo mismo se me va como agua entre las manos.

Durante estos meses he hecho varias cosas, entre ellas, y quizá una de las mas relevantes, es que ya no tenemos Pape. 




Siiiiiii, aunque parezca increíble la "Papelería Los Colibries" cerró hace unos meses, el sábado 23 de junio de 2012 fue nuestro último día de labores.

¿Por qué?...
Pues ya no aguantamos el ritmo.

Imagínate... vecino escandaloso -lo recuerdas, aquel de la huaracha sabrosona y su música de sonidero-, pequeños talibanes y los innumerables balonazos en el mostrador y las computadoras, un nuevo grupito de pubertos que nos agarró de centro de reunión y faje al amparo de la luz exterior, mi Chaparrito y su trabajo, las citas médicas, las labores de la casa, mis manualidades y uno que otro pedido, la falta de descanso y mis achaques, pues todo eso terminó por vencer nuestra casi inquebrantable voluntad de continuar.

Y a lo anterior aumentale los gastos. 
Luz de cuatro computadoras de escritorio y una o dos laps prendidas casi ocho horas al día más la luz interior y exterior del negocio, y eso sin contar la luz que se ocupa dentro de casa, dinero invertido y cada vez más cosas por surtir, aumento de precios en consumibles y software, cuota de vigilancia, consumibles, arreglos de máquinas, y todo eso que se va juntando para mantener todo en funcionamiento. 
Y luego agregale las comidas y/o cenas que teníamos que comprar preparadas por falta de tiempo o agotamiento... No, definitivamente ya no aguantamos más.

Originalmente mi idea era esperarnos a cumplir los tres años, que serían en este mes, de hecho en unos cuantos días más, pero nos sentamos a platicarlo y caímos en cuenta de que eso nos implicaba un nuevo toner, resurtir para el nuevo ciclo escolar, mandar a mantenimiento las computadoras de clientes, darle una pintadita al local e idear ofertas que nos ayudaran a competir con los vales y las ferias de útiles escolares, y mientras tanto, más y más dinero iba a quedar invertido sin un tiempo real de recuperación. 
Así es que esta aventura ya se terminó.

¡¿Que se le puede hacer?!...
Todo tiene un ciclo y el de la Pape ya llegó a su fin.
No me puedo quejar, a pesar del cansancio y el arraigo domiciliar que me aplicaba el negocio, fue un buen tiempo. 
Conocimos mucha gente, una buena y otra no tanto, aprendí a tener tolerancia y espíritu de servicio, conviví con los vecinos y, en general, hicimos buenas relaciones.
Las ganancias no fueron las esperadas, pero rara vez lo son -más aun cuando abrimos en pleno año de crisis- y aun cuando los últimos tres o cuatro meses trabajamos en números rojos, la experiencia fue buena.

Por ahora nos estamos reencontrando como familia, porque ya no convivíamos mucho.
Las platicas han vuelto a girar en nuestros intereses y proyectos y no solo en surtir, checar y arreglar cosas para la Pape.
Cada quien se ha vuelto a conectar con sus actividades y estamos creando nuevas cosas.
Ha sido un buen cambio, y aquí entre nos, un cambio que ya era necesario.

En fin, ¿qué sería la vida sin cambios, no crees?...

Hasta pronto.
Besos.


No hay comentarios: