martes, 12 de marzo de 2013

Festejo bajo tierra.

Hola, ¿cómo has estado?...

Te cuento que el domingo pasado, 10 de marzo, fue el cumple de mi Chaparrito.

Este año tuvimos un festejo fuera de lo ordinario y nos fuimos de paseo a las "Grutas de Cacahuamilpa".




La verdad es que yo no las conocía y, a pesar de que me dí la cansada de mi vida, la pasamos super bien.




Caminamos como beduinos, sudamos como africanos, rompí la dieta, reímos mucho y convivimos con mi suegro. 

Esto último fue diferente, interesante y, porque no decirlo, experimentalmente nuevo y agradable. 
En los 20 años que llevamos de matrimonio ha habido algunos intentos por tener una relación más estrecha con el suegro y en su momento con ambos padres políticos pero ahora solo sobrevive él.
Si te he de ser sincera no me ha sido fácil, mi carácter no siempre es afable y mi memoria no sabe olvidar los malos ratos. No soy rencorosa, de todo corazón lo afirmo, es solo que no suelo tropezar muchas veces en el mismo bache y siempre he preferido tener lejos a las personas que de una manera u otra considero toxicas en mi vida.

Me explico mejor... si alguien te provoca dolor, problemas, discusiones o enfrentamientos, es mejor dejarlo al margen de tu vida. No tiene caso verse mal y de malas, así las cosas son más agradables y sencillas para ambas partes; esto no quiere decir que no te importen ni un rábano partido por la mitad, siempre es bueno saber que están bien, es solo que la distancia deja sin complicaciones la vida misma.

Por eso dejamos de convivir tantos años.

Ahora mi suegra ya no está, se adelanto en el camino en agosto del año pasado, y eso fue una perdida terrible para mi Chaparrito y para su papá, ahí es donde entro de nuevo a escena... ¿cómo dejarlo solo?...
Si mi Bamboo y yo podemos hacer algo, aunque sea un poquitito, para remediar en algo su soledad, creo que tenemos el corazón dispuesto para intentarlo una vez mas ¿no crees?...

Así es que ese fue nuestro regalo de este año "intención y corazón" y creo que salió bien.
Los cuatro paseantes regresamos contentos, relajados y con una buena experiencia en nuestra historia.






Si he de serte sincera, el mejor regalo me lo lleve yo, la alegría de mi Chaparrito no tiene precio y en ese sentido, él me regalo un día maravilloso. Si a ello le agregas las bellezas naturales que vimos, las delicias que comimos y la nueva comunicación que se ha abierto, entonces solo me queda decir que fue ¡¡¡un día estupendo!!!

Besos y hasta pronto.

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