lunes, 2 de junio de 2008

Para Ranis (mi hermana).


Bonito inicio de semana.

Fíjate que el Sábado me enteré de que mi hermana Ranis leyó algunos de mis post, y la verdad es que fue una super sorpresa.

Ya en alguna ocasión le había mostrado el Blog en la computadora de su casa, pero no creí que se tomara el tiempo, ¡por propia voluntad!, de leerme un ratito.

Ya que mencione a Ranis, dejame contarte que es la menor de mis cinco hermanos mayores, y todos ellos son hijos del primer matrimonio de mi Ma'.

Es diez años mayor que Yo, y durante toda mi infancia fue con una de las que más conviví, los otros dos con quienes pase largo rato de mi vida fueron mi patrón (el médico) y Pachín (el sandwich de ellos cinco). Chepis (la mayor de todos) y Chelo (la que vive en Mérida), no tienen tanto peso en mis recuerdos porque Yo estaba muy chiquita cuando se casó la primera, y creo que todavía ni nacía cuando se fugó de la casa la segunda.

Pero volviendo a Ranis, fíjate que durante varios años nos dejamos de hablar -ya sabes, broncas familiares de las que nunca faltan cuando compartes un mismo espacio vital de vivienda-. Hace como cinco años recobramos la comunicación y ahora la llevamos bastante bien, aunque en su momento creí que nunca se iban a restaurar las cosas.

Tiene tres hijas: Pameluris, Nanyu y Cesos; es divorciada y vive en la casa de mi Ma'. Es medio neuras (más bien reteneuras), algo explosiva, aveces le da la depre, y otras le agarra lo orate, en fin... es de la familia.

Su vida no ha sido muy fácil, aveces por cuestiones de la vida misma, y otras porque ella solita se la complica, pero sigue adelante. Como todos los seres del universo, ha cometido errores, ha tenido buenos y malos momentos, ha dicho y hecho cosas sin pensar, y también ha tenido que cambiar un poco.

En fin, no es una perita en dulce, pero tiene sus cosas buenas. Es espontánea, sabe reír y disfrutar del momento; es la tía más solapadora y cómplice que se pudieron encontrar todos los sobrinos; es inteligente, buena amiga, y la mejor pedinche de la familia, si no me crees, preguntame quien convenció a mi Chaparrito de quitar la alacena, colocarla de nuevo, subir los muebles, bajar las herramientas, y por si fuera poco, ¡hasta con una sonrisa! y volandonos los cigarros... pues ella.

Sabes... creo que es a ella a la que le debo mi gusto por cantar, cuando Yo era niña, ella estaba en el coro de la Iglesia, y me fascinaba la idea de hacer lo mismo. También por ella aprendí a decorar mis cuadernos con margenes de florecitas y glifos; aprendí a colorear usando plumones, colores y crayolas en un mismo trabajo; aprendí a jugar basta, avión y baraja; aprendí a asar bombones, a forrar tablas para regalo con papel terciopelo, y hasta a hacer tortas, porque también trabajo en una tortería y tiempo después tuvo la suya.

No todo lo que aprendí fue bueno, eh; también aprendí a fumar, a decir palabrotas, a bajar una borrachera y, principalmente, aprendí a través de ella a no sacar a mi Ma' de sus casillas porque las consecuencias no eran nada buenas.

Muchas veces creí que me tenía rencor por algo, otras que no me quería, y algunas más que le molestaba mi existencia. Si así era o no, ya no me importa porque ahora ya no me afecta, y no porque ella no me importe, al contrario; más bien es porque he entendido lo diferentes que fueron nuestras vidas desde la niñez, y lo difícil que debe ser aceptar que dentro de una misma familia haya alguien que naciera con todo un mundo de diferencias.

En fin, que importan ya las diferencias, o si ha habido momentos buenos o malos, lo realmente importante es que hoy por hoy tenemos una buena relación, que nuestras hijas se quieren mucho, que recupere a una hermana, y que la quiero muchisimo.

Hey, ¿leíste bien?... Sí, te quiero muchisimo -¡zaz!, que inesperado ¿verdad?...

Pero como sé que vas a andar leyendo por aquí un día de estos, por eso te dedico este post. Y en el tenor del anonimato, por eso te deje el sobrenombre de siempre; además, no me vas a negar que la ranita está bella, ¿o no?...




No hay comentarios: