lunes, 26 de mayo de 2008

El recuento de cuatro días.

Bonito inicio de semana.
¿Qué tal has estado todos estos días?...

Después de una semana bastante difícil, un fin de semana conciliador y un lunes que literalmente empecé con el pie izquierdo, por fin regreso al Blog.
¡He sobrevivido!.

Hace unos días te comente que mi semana pintaba para ser una de las peores del año, y no me equivoque, ¡fue horrorosa!.
Ya ni que te digo de las deudas, los constantes cobros telefónicos y la falta de dinero, eso como quiera va pasando, en algun momento se podrá pagar, y si no, de alguna manera se tiene que solucionar.
Lo que realmente me aniquiló fue una de las broncas más fuertes que he tenido con mi Chaparrito en los últimos años.

Mi Ma' suele decir que "cuando las carencias económicas entran por la puerta, el amor sale por la ventana".
Nunca le he hecho mucho caso a esto, y vaya que los primeros años de mi matrimonio fueron realmente miserables, pero en esta ocasión el motivo sí fue el dinero.

Resulta que mi Ma' necesitaba un money para el jueves en la tarde, y para evitarme la ida a su casa a la salida del trabajo, que le llamo a mi Chaparro para pedirle que me hiciera el favor de prestarme lo que tuviera apartado para el pago del INVI y se lo llevaran a mi Ma' cuando Bamboo saliera de la escuela, ya que están bastante más cerca de su casa que Yo, así ya me venía directo para acá y se lo daba a él en lugar de desviarme de ruta.
Cual va siendo mi sorpresa cuando me entero de que no tenía lo del pago, y que además no se habían hecho los pagos desde enero. Bueno, ¡casi me infarto!.

Me reventé un monólogo gritado de aquellos, le dije no sé cuantas cosas horrorosas, le colgué el teléfono y nos dejamos de hablar un par de días. También por eso no había escrito, pues prender la computadora me implicaba estar ocupando el mismo espacio que él, y sinceramente era una de las cosas que menos quería hacer.

Ya el viernes en la noche, muchisimo más calmada, trate de entender su posición, y creo que fui algo injusta. Cierto es que hizo mal al no pagar y también al ocultármelo, pero ¿de qué hubiera servido que me lo dijera?... Yo tampoco tengo de donde cubrir los pagos vencidos, me hubiera esstresado por una cosa más, tal vez hubiera cubierto menos mínimos por desviar algo de dinero y, de cualquier forma, las deudas de una u otra cosa iban a seguir creciendo.
Además, no se me ocurrió pensar que con dinero o sin el, en la casa no falta el gasto, Bamboo come todos los días, se pagan los servicios -bueno, casi todos- y se solventan las urgencias.
A fin de cuentas no sé de donde lo saco, que milagros hizo, o que malabares financieros se reventó, pero la cuenta ya está al corriente. Y justo a tiempo, eh, porque el sábado en la noche ya teníamos el mensaje en el buzón de que, si no se cubrían los adeudos, nos turnaban a jurídico.

A lo largo del sábado se fue restaurando la comunicación, y para la noche ya casi todo estaba como de costumbre.
Aveces no entiendo de dónde saca la paciencia suficiente para mantener la calma aunque Yo este hecha un energumeno, tampoco alcanzó a comprender cómo se revienta mis explosiones sin echarme nada en cara, y aún más, de dónde saca la ternura necesaria para cubrirme en las noches y besar mis mejillas como si no hubiera pasado nada... ¿qué más puedo decir?... me deja sin palabras.

Pasamos un muy buen Domingo, jugamos, reímos y platicamos como siempre, mi pequeña familia lo logró de nuevo, y mientras nos amemos, escuchemos y tratemos de entendernos, creo que no va a haber crisis de la que no logremos salir.

Al principio de estas líneas te dije que había empezado esta semana con el pie izquierdo, y es que me caí de las escaleras.
Hubieras visto que tremendo mandarriazo me acomodé en la mañana. Una chancla voló por aquí, el celular por allá, los lentes quien sabe por donde, y Yo termine aporreada y maltrecha unos metros después.
Traigo la rodilla izquierda toda morada, hinchada y crujiente; mi codo y mi antebrazo izquierdos están raspados y boludos; el cuello y la nuca los tengo engarrotados; y no hay una sola vertebra de mi columna que no suene como ejote; lo bueno es que no se rompió nada, y que cuando azote ya no estaban mis amores, si no les hubiera metido tamaño susto, y seguramente me hubieran llevado al Hospital, y con lo coyona que soy para los hospitales, que bueno que se enteraron hasta en la tarde.

Te dejo por hoy, porque mis huesitos ya no aguantan la silla. Si mañana no estoy mas tullida por el golpazo, nos encontramos en la noche.

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