sábado, 1 de marzo de 2008

Mudanza.

Estoy cansada, cochina, sudada y con un aroma de animalito correteado por toda la llanura después de una llovizna. Oye, ahora que lo pienso... ¡guacala!.
Pero no creas que me voy a quedar así ¿eh?... nada más que suba la presión del agua me doy un buen baño y a dormir.

Te preguntarás: ¿por qué estoy en estado tan deplorable?...
Y te contestaré: pues porque ayude un poquito a mi Ma' con su mudanza.

Resulta que en la casa de mi mamá hay dos pequeños departamentitos que hace algunos años rentaba para ayudar al gasto familiar. En el que está en la planta alta hemos vivido casi todos sus hijos, ya sea porque fue nuestra primera casita de casados -como en mi caso-, por algún cambio radical en nuestra vida -divorcios-, por problemas financieros, o por mero gusto.
Pues ahora es el turno de ella, y le gusto la idea de iniciar el mes con la mudanza de sus cosas.
Los motivos de ella para decidirse a vivir ahí son muy diferentes a los que hemos tenido todos nosotros, ahora su casa le queda grande.

Recuerdo que cuando Yo era niña, mi Ma' se apretaba en los gastos de la casa, ahorraba lo más que podía y le entraba a cuantas tandas te puedas imaginar, todo con la finalidad de acrecentar la casa porque eramos muchos.
Tengo cinco hermanos, y en el momento de tanta construcción quedabamos cuatro viviendo con ella y mi papá. Mis dos hermanas mayores ya se habían casado, pero el espacio de dos recámaras era insuficiente para seis gentes en una misma casa, entonces decidió agrandarla.
Después de largos meses de construcción, arena, cemento, polvo, gastos, apretaditas de cinturón y algunas broncas, por fin logramos tener una casa más amplia.
La verdad es que a mí me gustaba mucho, la casa logró quedar con cinco recámaras, recibidor, sala y comedor.

Al paso de los años a ido teniendo varias modificaciones. Primero el recibidor le dio paso a una cochera, porque uno de mis hermanos no tenia donde guardar su coche. Años después la cochera se convirtió en sala de espera y la recámara de la planta baja en el primer consultorio de mi hermano el médico. Otros años más tarde la parte de enfrente se modifico de nuevo y dio lugar a uno de los departamentitos que te mencione líneas arriba, y la parte de atrás también empezó a cambiar; se construyó otra cocina, un baño nuevo, se tapiaron puertas y se abrieron paredes para dejarla funcionando como una casita de cuatro recámaras.
Pero hoy esa casita ya es demasiado grande.

Todos los hijos hemos hecho nuestras vidas, bien que mal cada quien tiene su casa, mi papá murió hace siete años y mi Má ya siente su casita fría. Por eso decidió mudarse a algo más pequeñito.

La verdad es que la mudanza no va a ser cosa fácil. Seguramente va a tener que utilizar como bodega las dos recámaras de hasta arriba. Lo bueno es que la casa la va a ocupar una de mis hermanas con sus tres hijas, y no hay problema.

Para está mudanza a tenido que volver a hacer cambios y modificaciones, así es que otra vez anda batallando con albañiles, arena, cemento, cimbra y quien sabe cuantas cosas más, pero está tan emocionada con ello que ¿como podíamos negarnos a echarle una manita?...

La verdad es que hoy no pudimos avanzarle mucho.
Mi chaparrito estuvo como dos horas luchando contra una alacena que se negaba a abandonar su sitio en la pared de la cocina, cuando por fin logro quitarla hubo que colocarla en su nuevo lugar y eso nos llevo como otra hora.
La vitrina de su comedor se dio lujo dejando salir años de recuerdos, ya sea de algunas fiestas, regalitos o cariñitos (como mi Ma' le dice a los detallitos que le regalan sus amiguitas), además del juego de copas que tanto trabajo le costo comprar, la vajilla de las cenas especiales y chorrocientas cosas más que guardaba en sus puertas y cajones.
Por último logramos subir un librero que guardaba años de historia, y no porque este tan viejo, sino porque en sus anaqueles todavía tenía libros de texto de muchos de nosotros, unos de secundaria, otros del bachillerato, y uno que otro refugiado de los años de primaria.

En fin, lo más seguro es que nos lleve varias semanas acomodar tantos años de recuerdos, muebles y sueños en un nuevo hogar. Pero como siempre lo he pensado "no hay cambio malo".

Que tengas un bello fin de semana, bonito inicio de mes, y hasta el lunes.

No hay comentarios: