martes, 15 de abril de 2008

Infección inesperada.

Después de una mañana de carreras y estres, y de una tarde de expectativa, aquí me tienes de nuevo.

¿Recuerdas que hace unos días te platiqué de toda la cantidad de porquerillitas que respiramos y comemos en esta época de calor y ventarrones?...

Pues te cuento que mi Bamboo ya fue víctima de la temporada.
Hoy amaneció con tremenda infección intestinal, le dolía muchisimo el estómago y la cabeza, tenía escalofríos, retortijones y una diarrea barbara.
Por supuesto que no fue a la escuela, ¡imagínate!, si tomando líquidos salía corriendo al baño, no quiero ni pensar como le hubiera ido después del lunch; así es que me la tuve que llevar al trabajo para poder atenderla, y de pasadita para que uno de los doctores del consul le diera una checadita.

Este cuento empezó desde ayer al medio día.
A la hora del recreo se compró unos pepinos, según ella sin chile, ni sal, ni tremendos litros de limón, cosa que no me trago al cien porque siempre le han fascinado los sabores ácidos, pero el caso es que le provocaron un vómito casi inmediato; después de un ratito hizo el intento de comer jícama, ahora sí le creo que sin nada, pero el resultado fue el mismo; por último trato de comer no me acuerdo que otra cosa, pero paso lo mismo, así es que de plano se conformó con tomar líquido y aguantarse el hambre.
Se supone que en su escuela, como en todas, hay servicio de enfermería para poder atender estas eventualidades, pero el caso es que aquí es más fácil encontrar el fósil de un mamut que a la enfermera, por lo mismo ni quien le diera algo o la revisara.

Los lunes come en la casa de mi Ma porque a mi Chaparrito no le da tiempo de pasar a recogerla, y como tolero la comida sin ningún problema, pensamos que todo había sido una indigestión, alguna intolerancia gástrica o cualquier cosita sin importancia.
Ya en la noche cenó como de costumbre y todo parecía haber vuelto a la normalidad, pero hoy en la mañana hubieras visto que tremendo caos nos traíamos. Tanto así, que me la tuve que llevar en taxi y de todos modos llegue una hora tarde al trabajo.

Afortunadamente la crisis ya paso. Le tuvieron que recetar antibióticos, antidiarreicos y antiespasmódicos, pero lo importante es que ya pudo comer sin temor a las carreras, y ahorita ya está felizmente dormidita y totalmente rehidratada.

Según el doctor no hay una causa totalmente especifica para que se haya puesto tan malita, realmente no comió nada fuera de lo común, ni compró su fruta en un lugar diferente, pero el exceso de calor, los aironasos y todo el universo de partículas que respiramos, dieron las condiciones adecuadas para que algun microorganismo patógeno -uy, que rimbombante suena- le hiciera pasar tan mala jugada.

Si te platico todo esto es para que te des cuenta de que no exageraba el día que te dije que era muy importante que tomáramos conciencia de los grados de contaminación que tenemos, del peligro que para todos representa respirar nuestro aire, y de la importancia que tiene cuidar nuestro planeta para que podamos seguir viviendo, y no solo sobreviviendo, en él.

Cuidate mucho, y hasta mañana.

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